Emprendedores de California, estado conocido mundialmente por ser el centro de la industria tecnológica, buscan formas de ayudar en estos tipos de desastres naturales usando como armas el software y el hardware.
California, meca de la industria tecnológica mundial, vive este año una intensa sequía que puede conllevar devastadores incendios y cortes en el suministro de agua, un problema que los emprendedores locales quieren ayudar a paliar de la forma que mejor conocen: usando como armas el software y el hardware.
Tras un 2020 de auténtica pesadilla en el que se declararon cinco de los seis mayores fuegos en la historia del estado, la temporada de incendios de este 2021 -que justo empieza ahora con el verano- se prevé igual de peligrosa, dada la situación de sequía extrema tras un invierno sin apenas lluvia y nieve.
“Para poder prevenir un incendio, hay que saber de antemano dónde existen los mayores riesgos”, explica en una entrevista con Efe Jon Gaster, el consejero delegado de KSI Data Sciences, una de las “startups” que se han lanzado a ayudar a los departamentos de Bomberos para que no se repita lo ocurrido el año pasado.
Grabaciones en tiempo real
La empresa de Gaster ha creado un software que aúna en una misma plataforma en la nube y a tiempo real las retransmisiones provenientes de múltiples dispositivos como drones, móviles o cámaras de videovigilancia, de manera que, por ejemplo, desde la central de bomberos se pueden monitorizar a la vez todas estas fuentes.
“La idea es ingerir el video tan rápido como sea posible, moverlo a la nube y distribuirlo a la gente en un entorno que haga la colaboración fácil. Es como una reunión de Zoom, pero mucho más compleja y con una latencia (retraso en la transmisión de los datos) muy, muy baja”, apunta el máximo responsable de KSI.
La inmediatez de los datos resulta clave para un software de estas características -que ya han probado los departamentos de Bomberos tanto de Nueva York como de Los Ángeles-, puesto que permite seguir el desarrollo de los hechos y tomar al instante decisiones que pueden ser clave.
Y más en un contexto en el que las condiciones son las más extremas de las últimas dos décadas. Según el Monitor de Sequía de EE.UU., la previsión es que las temperaturas se mantengan por encima de lo normal en estas fechas hasta la próxima semana en gran parte del territorio californiano.
Aprovechar el agua, clave
Otra de las grandes preocupaciones en la costa suroeste del país son los temidos cortes de suministro de agua, una situación cada vez más habitual en esas latitudes.
Para rebajar el número de interrupciones, la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) está trabajando en diferentes proyectos para mejorar los procesos de captura de aguas pluviales, la reutilización de aguas residuales y la desalinización de agua del océano.
Para Eric Hoek, que lidera la UCLA Sustainable LA Grand Challenge, una iniciativa para transformar Los Ángeles en la primera megaciudad sostenible para 2050, la mejor de las opciones es recuperar el agua de la lluvia.
Hoek explica que la poca lluvia que cae en California es agua de “muy alta calidad” que, en vez de ser desviada hacia el océano o los ríos, debería ser capturada y tratada en la misma superficie para convertirla en agua potable.
A pesar de que ésta es la primera opción para reutilizar el agua, según Hoek, la realidad es que las precipitaciones de lluvia a lo largo del invierno -la temporada húmeda en el estado- han estado muy por debajo de lo habitual, con niveles que no llegan ni al 45 por ciento de lo normal en localidades como Los Ángeles, Long Beach, San Francisco y San José.
Es por eso que las otras opciones, menos populares, están también encima de la mesa con iniciativas impulsadas por la UCLA con estudiantes, compañías e inversiones tanto públicas como privadas.
“No deberíamos considerar ninguna de estas aguas un desperdicio: son un bien legítimo y viable que podemos convertir en una fuente para nuestros recursos hídricos, especialmente dadas las condiciones de sequía”, justifica en una entrevista con Efe Hoek, que es también profesor del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).