Un incendio de 37.000 hectáreas afectó recientemente campos de Río Negro y Paysandú. El fuego arrasó con la mayor superficie de la historia de… hojarasca. Los daños materiales de la tragedia han sido: cero viviendas quemadas, cero personas lesionadas, ningún vecino asistido por emergencia de salud, miles de árboles chamuscados que deberán ser cosechados para su industrialización antes de lo previsto –los troncos no tomaron fuego; solo la corteza de algunos y las hojas–, posiblemente algunas cabezas de ganado con quemaduras en las patas –no se ha establecido cuántas realmente o si hubo muertes–, algunas colmenas quemadas. El “incendio más grande de la historia del país” terminó con torrencial lluvia de… ¡10 milímetros! Pero sin dudas que estamos ante el mayor incendio de la historia… político. Y este incendio, tal como los verdaderos incendios forestales de magnitud, no se apaga un chaparrón aislado.
Cuando los reclamos pasan hasta por lo que gasta el gobierno en la construcción del tren para UPM, se puede asegurar que hay una intención superior que va mucho más allá de la emergencia, el drama vivido por la población y la búsqueda de evitar su repetición.
Ahora los intereses partidarios y la clásica “manija” que suele aparecer en estos casos toman el control de la escena departamental y nacional y los pobladores que vivieron el evento más traumático de sus vidas son usados como simples peones en el gran tablero de ajedrez de la política. En efecto, hasta hace algunos días la guerra era contra el fuego y ahora estamos en las primeras batallas de una guerra política en la cual el interés común y los problemas reales de la población quedan relegados por las apetencias personales de poder.
La oposición e incluso el partido Cabildo Abierto (que teóricamente integra la coalición gobernante) han comenzado a construir, en forma rápida y despiadada, el “relato” del más grande incendio forestal que ha sufrido nuestro país con la finalidad de utilizar políticamente –y para sus intereses– un hecho desgraciado para muchos. Ese relato que tanto el Frente Amplio como el partido liderado por el ex general Guido Manini Ríos quiere instalar en la opinión pública está basado en dos premisas fundamentales: por un lado, los errores de las autoridades nacionales y departamentales responsables en la materia –que por supuesto los hubo, y muchos–, incluyendo a la Dirección Nacional de Bomberos; por otro lado una relato épico y flechado según el cual el incendio de las “37.000 hectáreas” fue combatido, controlado y detenido casi exclusivamente por un grupo de vecinos que más allá de su buena voluntad y vocación de servicios no poseen el conocimiento que puede tener un bombero preparado a tales efectos ni las herramientas para hacerlo eficazmente.
Alejandro Sánchez, senador del Frente Amplio, dijo que las medidas anunciadas por el gobierno para contrarrestar las consecuencias del fuego “son razonables”. Aun así, comentó que “hay que asumir” que “el pueblo fue quien se organizó para combatir el incendio”. Sin dudas que el pueblo y la solidaridad de la gente fue fundamental, como lo es siempre en este tipo de eventos extremos; por ejemplo en los balnearios del Este cuando sucede una desgracia así, todo el barrio se moviliza y actúa, porque nadie quiere ver su patrimonio transformado en cenizas sin haber hecho nada para evitarlo. Pero ninguna de las voces que alimentan el relato que tejen a cuatro manos tanto los líderes frentistas como cabildantes arrojan luz sobre los reales efectos de un incendio, que en realidad fue un fuego rastrero y se expandió a nivel de suelo, lo que demuestra lo débil que fue si lo comparamos con incendios forestales en otras regiones o incluso otros que han ocurrido en nuestro país.
El “relato” de los incendios forestales no menciona tampoco lo expresado por el director nacional de Bomberos, Ricardo Riaño, quien aseguró que Bomberos ya tiene “pruebas fidedignas y suficientes” que cinco focos en el área en Paysandú donde ocurrió el incendio forestal más extenso en la historia del país “son de características intencionales”, y que pudo haber “más focos (de incendio) con características intencionales” en estos días. No decimos que el principal foco fuese intencional, pero ¿por qué se omite hablar de la existencia de los que fueron provocados intencionalmente? ¿Acaso se quiere distraer la atención pública y colocar a las autoridades nacionales y departamentales (incluyendo Bomberos) como las grandes responsables de la tragedia que no fue?
En este contexto, la Comisión Permanente del Parlamento Nacional sesionará el próximo miércoles 19 de enero, desde las 10, para recibir a los ministros de Ganadería, Fernando Mattos; de Ambiente, Adrián Peña; de Interior, Luis Alberto Heber, y de Defensa, Javier García. De acuerdo con lo informado por el diputado Felipe Schipani, integrante de la comisión, el objetivo es que los secretarios de Estado informen sobre lo actuado con respecto a los incendios forestales de los últimos días.
Este tipo de intervenciones se encuentran dentro de las reglas del juego democrático y es saludable que se produzcan en la medida que aporten soluciones reales a los problemas planteados y no se transformen tan solo en un circo para lograr apariciones en radio, televisión y diarios.
Mientras tanto, diversas autoridades han anunciado distintas medidas que ponen de manifiesto la intención de no dejar solos a quienes fueron afectados por el incendio. De acuerdo con lo informado por “La Diaria” en su edición del pasado 5 de enero “Al visitar la zona, el ministro de Ambiente, Adrián Peña, especificó a VTV Noticias que OSE exonerará a 1.900 viviendas damnificadas. Por otra parte, Julio Luis Sanguinetti, vicepresidente de UTE, dijo a la radio Universal que se está valorando la posibilidad de exonerar las tarifas de diciembre, enero y quizás una extensión. Sobre la cantidad de personas que recibirán el apoyo y la opción de extenderlo, se está aún dialogando con los distintos ministerios, indicó. En tanto, en conversación con Desayunos Informales, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, anunció que el gobierno tratará de liberar fondos del Fondo Agropecuario de Emergencia para intentar dar soluciones a los productores. Asimismo, planean “reprogramar los vencimientos de la contribución inmobiliaria rural adecuando el calendario a una situación más confortable para los productores”. A su vez, Telemundo informó que, para muchas de las personas damnificadas, el pago del Banco de Previsión Social (BPS) se hará en cuatro cuotas”.
Cuando una comunidad sufre una desgracia como el incendio que afectó nuestro departamento, se necesita un gran esfuerzo colectivo para superar sus efectos y buscar entre todos soluciones prácticas y efectivas para el futuro. Lamentablemente no todos los actores políticos (incluyendo aquellos supuestos actores sociales que en realidad actúan como “punteros” políticos) poseen esa visión y han elegido priorizar sus ambiciones electorales antes que la búsqueda sincera y consensuada de soluciones.
Es realmente triste e indignante que muchos quieran ganar apoyo político a costa del dolor ajeno, inventando para ello a un “relato” que está basado en medias verdades con la misma esperanza presente en una terrible frase que muchos atribuyen a Joseph Goebbels, ministro de Propaganda Nazi: “Miente, miente, que al final siempre algo queda”.