El fuego se declaró después de que se le comunicara a un grupo de 35 personas que habían dado positivo de coronavirus que debían ser aisladas del resto para evitar la propagación.
El Gobierno de Grecia ha señalado que el incendio en el campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos, no ha dejado sin techo a la totalidad de sus cerca de 13.000 habitantes, sino a entre 3.000 y 4.000.
El ministro de Estado, Yorgos Yerapetritis, declaró a la cadena privada Skai que, según una primera evaluación, se ha quemado la estructura central del campo, pero en el pinar que la rodea -donde vive la mayoría- la destrucción no ha sido total.
La prioridad del Gobierno ahora es proteger a la población más vulnerable y traer carpas desde islas cercanas y alimentos para ofrecer una primera solución de albergue a los que se han quedado sin techo.
Respecto a las personas mas vulnerables, recordó que esta misma mañana la Comisión Europea se comprometió a trasladar a 400 menores no acompañados a la parte continental de Grecia. Los menores serán trasladados hoy mismo, precisó.
Uno de los retos principales será ahora proporcionar condiciones de higiene y encargar una gran cantidad de pruebas rápidas de COVID-19 en todo Lesbos.
“Ahora estamos adquiriendo las pruebas rápidas necesarias para que haya un stock suficiente para controlar no solo a los migrantes sino a la población general de Lesbos”, dijo.
El fuego se declaró después de que se le comunicara a un grupo de 35 personas que habían dado positivo de coronavirus que debían ser aisladas del resto para evitar la propagación.
El campo se encontraba en cuarentena tras la aparición hace una semana del primer caso. Eso hace que la situación sea aun mas explosiva, porque miles de personas deambulan ahora por los alrededores de lo que ha quedado del campo, mezclados los que dieron positivo con los que no han sido contagiados.
El Gobierno griego ha declarado el estado de emergencia para los próximo cuatro meses y ha anunciado medidas inmediatas para realojar a estas personas.
La primera, esta mañana, fue bloquear la carretera que lleva desde Moria a Mitilene, la capital de la isla, situada a unos 7 kilómetros, para evitar así la propagación.
Mientras las autoridades buscan un lugar para alojarlos, los migrantes se están paseando por las cenizas en busca de algo que recuperar de los escombros, sin nadie que les prohíba entrar en un recinto que todavía no es seguro.
Varias ONG han insistido en la necesidad de trasladar a todas las personas al continente a instalaciones adecuadas y humanas, y han urgido a la Unión Europea poner de una vez por todas en práctica un plan de reubicación en los estados miembros.
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