La razón radica en la composición del agua, que comparada con un combustible hidrocarburo standard, es más pesada que la mayoría de esos líquidos y si se aplica directamente sobre ellos, se sumergirá y tendrá poco o ningún efecto extintor o de supresión de vapor. Asimismo, si el combustible se calienta por encima de los 100º C, el agua herviría por debajo de éste expulsándolo fuera del recipiente y, en consecuencia, extendiendo el incendio.

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